Todas las veces que a lo largo del siglo XX nos imaginamos en Internet

Todas las veces que a lo largo del siglo XX nos imaginamos en Internet

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Todas las veces que a lo largo del siglo XX nos imaginamos en Internet
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Juan García Álvarez de Toledo

"Era el tercer día de agosto cuando Joe salió de la cadena de montaje, y el cinco Laurine llegó a la ciudad, y aquella tarde yo salvé la civilización."

El retrofuturismo se basa en el estudio de cómo los artistas pasados imaginaban el futuro. Este es, por lo tanto, un post retrofuturista ya que intenta rememorar con cierta nostalgia el modo en que grandes autores del siglo XX imaginaron Internet. Antes de nada debemos hacer una distinción entre Internet y la World Wide Web.

Aunque para muchas personas es lo mismo (seguro que no para los lectores de Xataka) cuando hablamos de Internet podemos hablar de distintos protocolos que nos permiten enviar e-mails o chatear y podemos hablar por supuesto de las páginas web. Tradicionalmente se busca el origen de Internet en el proyecto ARPANET mientras que la WWW tendría que esperar hasta 1990 cuando cambió para siempre el modo en que entendemos la red de redes.

Este es técnicamente un artículo sobre cómo se imaginó la WWW, no Internet y por ello descartamos ejemplos de anticipaciones a otras invenciones relacionadas con la Red en el ámbito de la realidad virtual, los ciborgs y otros iconos de la ciencia ficción. Sin embargo la línea que separa unas cosas de otras es muy delgada y nos permitiremos determinadas licencias. Sentiros libres de participar en los comentarios con nuevas ideas. Como descubriréis en el ámbito del cine pre-1990 aún hay mucha joya por descubrir.

1. Los referentes

Decimos que la línea que separa la WWW de otras tecnologías es difusa y el mejor ejemplo lo tenemos en que el mayor y mejor referente de Internet se basa en la existencia de un lógico, un aparato bastante similar a los ordenadores actuales. Se trata del relato "Un lógico llamado Joe" de Murray Leinster.

Viajamos en el tiempo hacia 1946 cuando Murray decide publicar en la revista "Astounding Science Fiction" un pequeño cuento humorístico y con algo de mala leche sobre un lógico llamado Joe el cual no hace falta describir ya que, según el texto premonitorio, todo el mundo tiene uno en su casa (guiño doble guiño). De todos modos aprendemos que el lógico tiene teclas en lugar de conmutadores las cuales al pulsarse nos muestran lo que queremos ver. Esta utilísima funcionalidad se basa en que los lógicos están conectados entre sí. Sumando las dos ideas tenemos párrafos escalofriantemente anticipatorios como este:

O aprieta el «Teléfono de Sally Hancock», y la pantalla parpadea y chisporrotea y ya está usted conectado con el lógico de la casa de ella, y si alguien contesta, tiene una conexión fonovisual. Pero además de esto, si aprieta la tecla del pronóstico del tiempo, o quién ganó la carrera de hoy en Hialeah, o quién era la señora de la Casa Blanca durante la administración Garfield, o qué es lo que está vendiendo hoy PDQ y R, también se presenta en la pantalla

Insisto: 1946. La parte divertida viene cuando Joe adquiere conciencia de sí mismo y permite acceder a funciones no autorizadas del sistema sobre, por ejemplo, cómo evitar que tu mujer se entere de que has bebido. No os voy a destripar el relato que fácilmente podéis encontrar por la red pero puestos a jugar con metáforas, el lógico anticipó gran parte de los problemas que nos darían las redes sociales 60 años después:

Así, cuando una mujer le da a la tecla «¿Cómo puedo saber si Oswald me es fiel?», y su lógico se lo cuenta... ¡ya se pueden imaginar la de peleas que se organizan por las noches cuando los maridos llegan a casa! [...] ... la civilización cuando una antigua y seductora amante, visiblemente trastornada y obsesionada por Ducky, le acosa incesantemente utilizando el sistema, accediendo a sus datos personales y tratando incluso de convencer a la esposa de Ducky de la inconveniencia de su matrimonio

Con el tiempo el relato se ha convertido en la referencia a Internet por excelencia. Sin embargo, podemos echar la vista aún más atrás de 1946 y encontrar pequeños detalles maravillosos. ¿Por qué no irnos al siglo XIX y a las obras del grandísimo Julio Verne? En el cuento "La jornada de un periodista norteamericano en el 2889" Verne poco más y sólo se equivoca con la fecha. Casas de 300 metros de altura con temperaturas estables que pueblan ciudades de más de 10 millones de habitantes conectadas entre sí por fonotelefotos.

Estos aparatejos no eran más que teléfonos complementados por telefotos que funcionaban de este modo:

El teléfono complementado por el telefoto, una conquista más de nuestra época. Si desde hace tantos años se transmite la palabra mediante corrientes eléctricas, es de ayer solamente que se puede transmitir también la imagen. Valioso descubrimiento, a cuyo inventor Francis Bennett no fue el último en agradecer aquella mañana, cuando percibió a su mujer, reproducida en un espejo telefótico, a pesar de la enorme distancia que los separaba.

A ver si Skype va a tener problemas legales con los sucesores de Verne. Al escritor le interesaba especialmente la existencia de una tecnología que permitiera transmitir datos a nivel global. Ésta tiene cabida en otra obra suya, "París en el siglo XX", donde ya no hace falta irse al siglo XXX, aquí nos basta viajar a 1960 para descubrir la red de telegrafía mundial.

Permitía al remitente tratar directamente con el destinatario; el secreto de la correspondencia quedaba a salvo, y se podían hacer negocios a distancia (...) la telegrafía fotográfica 61 ACADEMIA permitía enviar muy lejos el facsímil de cualquier escritura, autógrafo o dibujo, y firmar letras de cambio o contratos a cinco mil leguas de distancia. La red telegráfica cubría toda la superficie de los continentes y el fondo de los mares; América no estaba ni a un segundo de Europa ..

De este fragmento me gusta especialmente la idea del fondo de los mares como precursora de los miles de kilómetros de cable submarino que al día de hoy nos ponen en contacto.

2.Wells, C. Clarke y la enciclopedia universal

Tras las genialidades de Verne haremos una breve parada por la obra de H. G. Wells (1866-1946). En Xataka Ciencia ya dedicamos un par de artículos a las capacidades premonitorias de Wells basándonos principalmente en su ensayo El Cerebro Mundial que muchos asocian inevitablemente a la aparición de Google y la Wikipedia.

En "World Brain" se describe una gran enciclopedia que permitiría "registrar la información y distribuirla rápidamente por todo el mundo". Si bien esta vasta fuente de información no se almacenaría en ordenadores sino en bibliotecas microscópicas su potencial educativo estaría fuera de toda duda permitiendo a cualquier estudiante tener accceso desde su propio proyector a cualquier documento publicado en la historia.

Aunque los ordenadores no aparezcan con la precisión de "Un lógico llamado Joe" la idea de que esta enciclopedia se difunda por Internet sí que está presente en la obra:

Esta organización enciclopédica no tendría por qué estar concentrada en un solo lugar; podría tener la forma de una red. Estaría centralizada mentalmente, pero tal vez no físicamente

Las ideas de Wells que le llevaron incluso a buscar financiación para esta enciclopedia permanente influyeron sobremanera en los trabajos del belga Paul Otlet, considerado por muchos como el fundador de la ciencia bibliográfica. Junto con su colega La Fontaine fundó el proyecto Mundaneum que trataba de algutinar y hacer accesible a la vez todas las publicaciones mundiales.

Mundaneum Tirang Karteikaarten
Cajones de fichas bibliográficas del Sistema Bibliográfico Universal del MUNDANEUM, que en la actualidad se halla en Mons, Bélgica.

En palabras del columnista Alex Wright, Otlet describió un mundo interconectado en el que "cualquier persona desde su sillón será capaz de contemplar el conjunto de la creación".

La palabra "enciclopedia" estará siempre ligada para los amantes de la literatura de ciencia ficción a "galáctica". Efectivamente, fue el gran Isaac Asimov el que retomaría el concepto en su saga de "La Fundación" poniendo una Enciclopedia Universal como eje central de una historia en la que el imperio galáctico está a punto de desaparecer.

3. De C. Clarke al Ciberpunk y la ciencia ficción

Asimov decía que nadie en la tierra hizo predicciones más inteligentes que Arthur C Clarke. Clarke se apoya también en la comunicación universal que interesaba a Verne para publicar el que para mí es uno de los párrafos no solo más acertados imaginando Internet sino más bonitos:

Esto era, desde luego, un milagro jamás soñado por ningún poeta, una cajita mágica abierta a todos los mares, a todas las tierras. ACADEMIA A través de esta ventana podía verse todo lo que el hombre había descubierto sobre el universo y todas las obras de arte salvadas de los estragos del tiempo. Todas las bibliotecas y museos que jamás hubiesen existido podían canalizarse hasta esta pantalla y los millones de pantallas semejantes distribuidas sobre la faz de la Tierra. Incluso el hombre más insensible tenía que sentirse abrumado por la idea de que se podía hacer funcionar una consola durante un tiempo equivalente a miles de vidas ...

Este precioso fragmento corresponde a su novela "Regreso a Titán" (1975). Sin embargo 12 años antes en su cuento de ciencia ficción "Marque F de Frankenstein" ya avanzaba la posibilidad de que todos los humanos nos comunicáramos vía satélite.

Todas las instalaciones de radio y la televisión del mundo podrían proporcionarle información por medio de sus líneas terrestres. (...) Luego contaría también con los datos almacenados en todas las computadoras conectadas entre sí en el mundo entero y tendría acceso a las bibliotecas electrónicas.

Lo bueno de haber avanzado ya tanto en el tiempo es que tenemos documentos más allá de los libros en los que incluso podemos ver una entrevista con el mismísimo Clarke en la que describe la WWW con asombrosa precisión casi 15 años antes.

En la misma línea se ha hecho tremendamente viral este otro documento en el que Asimov opina sobre lo que pasará cuando todos tengamos ordenadores conectados entre sí 1 año antes de que Tim Berners Lee hablara con su jefe de las maravillas de la World Wide Web.

Nos movemos en la segunda mitad de siglo donde Internet en el sentido estricto de la palabra ya estaba en funcionamiento. Esto entre otras cosas da origen al movimiento Ciberpunk que en la década de los 80 sustituye los viajes galácticos por futuros tremendamente distópicos donde la relación entre humano, ordenadores e inteligencias artificiales no es todo lo llevadera que cabría esperar años antes.

Incluso con Internet operativo algunos iconos del movimiento como William Gibson que definió el concepto del ciberespacio en su obra "Johnny Mnemonic" reconoce las limitaciones en sus predicciones. En una entrevista concedida a Vanity Fair afirma:

"Yo me quedé corto cuando definí el ciberespacio. Hay muchas cosas que me han sorprendido de su uso. Nunca pensé, por ejemplo, que serviría para cotillear", dice refiriéndose a las redes sociales.

Sin embargo los prolíficos autores de esta época estaban más cerca de dar en el clavo de lo que el modesto Gibson reconoce. Por ejemplo en El Jinete en la onda del shock de John Brunner leemos como los Estados Unidos están cubiertos por una red informática que ocupa todo el país, y a la que puede accederse mediante un código utilizando cualquier aparato telefónico.

También en "Michaelmas" de Algis Budrysque (precursora del movimiento Ciberpunk) descubrimos la relación entre el propio Michaelmas y una máquina llamada Domino creada por él mismo y que controla todo lo que circula a través de las redes de voz y datos para avisar a Michaelmas de las desviaciones de la humanidad y que este ponga solución.

En general podemos decir que la literatura y los genios de la ciencia ficción anticiparon con precisión gran parte del Internet que disfrutamos hoy en día pero no tanto su contenido.

4. El cine

Preparando este artículo me ha llamado mucho la atención la dificultad para encontrar referencias cinéfilas a la WWW pre 1990 habiendo tantas y tan buenas visiones en la literatura. Pero descartando adaptaciones al cine de obras ya mencionadas el cine se ha centrado en dispositivos que funcionan gracias a Internet y no tanto en la web.

Las videollamadas sin ir más lejos llevan décadas apareciendo en la gran pantalla. Desde el jefe que se comunica con Chaplin en "Tiempos Modernos":

Modern Times 021

Hasta este surrealista corto de animación propagandístico donde una espía nazi, que tiene atrapado al “pato Lucas”, está en comunicación con Hitler, Goering y Goebbels.


Daffy Duck - (Ep. 31) - Plane Daffy por cartoonNetworks

La conexión entre ordenadores podemos verla en "Colossus: El proyecto prohibido" (Joseph Sargent, 1970) donde un superordenador que controla todo el sistema de defensa de Estados Unidos y sus aliados entra en comunicación con otro superordenador soviético de las mismas características

Es en "Edicto Siglo XXI: Prohibido tener hijos" (Michael Campus, 1972) donde nos encontramos con lo más parecido a internet. En un futuro distópico se pueden consultar temas en una pantalla informativa con el riesgo de que al ver determinadas proyecciones se castigue al usuario con la tortura. El trailer es muy malrollero, ya os aviso:

Así pues ¿qué nos queda antes de que la flojita "La Red" con Sandra Bullock llegara a nuestros cines? Pues un referente de los millenials como "Juegos de Guerra" que hecha en 1983 se centra en el hackeo de los ordenadores, una joya del entretenimiento como "Regreso al Futuro II" en la que se anticipan en cierto modo los wearables, los drones y el Internet de las cosas u obras clásicas de la ciencia ficción como "Odisea 2001" (más videoconferencias) o "Blade Runner" y su universo. Hasta podríamos cogiendo un poco por los pelos mencionar a "Tron" y su representación del ciberespacio pero en resumen parece que cuando hablamos de Internet siempre resultó más fácil imaginarlo que representarlo.

¿Se os ocurren más referencias?

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