Alerta: fotógrafo suelto en la playa

Alerta: fotógrafo suelto en la playa
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La playa es un escenario ideal para un fotógrafo. Es sinónimo de buena luz, escenas pintorescas y momentos únicos irresistibles. Pero también hay que reconocer que hay que andarse con cuidado: conocer bien la legislación sobre qué podemos fotografiar, lo que debemos evitar e incluso qué medidas tomar para prevenir accidentes de nuestra preciada cámara con el agua del mar, la arena o el calor.

Ya hemos repasado ideas para inspirarnos y conseguir fotos que huyan de los tópicos fotográficos en la playa, de cámaras bien preparadas para este entorno, así que es el turno de saber lo que podemos fotografiar y cómo proteger nuestro equipo. La playa bien merece que vayamos preparados y no sólo con sombrilla y crema fotoprotectora.

Conoce la ley antes de disparar

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Cannon Beach, por Missy S.

El hecho de que todas las playas sean públicas en España (aunque algunas tengan un acceso más restringido) hace que se aplique la misma legislación sobre la captación de imágenes que en cualquier otro espacio de carácter público: calles, plazas, parques… Y esto es importante tenerlo claro porque podemos realizar fotografías con total libertad, sin que nadie nos lo impida, ni nos obligue a mostrarle la fotos o retenernos. Hasta aquí todo bien.

El asunto cambia si pretendemos usar nuestro trípode para capturar un bonito paisaje playero. Ojo a esto porque ya dependiendo del lugar, zona o población podemos encontrarnos con una normativa diferente al respecto. Y no, no nos hagamos los tontos o los turistas, porque “la ignorancia no te exime del cumplimiento de la Ley”.

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The aliens have landed, por Beverley Goodwin

En cualquier caso, si aplicamos el sentido común y queremos evitar problemas, mejor nos informamos. Disponer del permiso correspondiente nos da total tranquilidad aunque seamos aficionados y no queramos complicarnos.

Cuidado al fotografiar a personas

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Varadero Beach, por Artur Staszewski

Hasta ahora hablamos de fotografía de lugares, donde la playa es la protagonista. Pero no podemos obviar que en las playas, y en verano, hay mucha gente. Esas personas si aparecen de forma accesoria (de lejos, no reconocibles) en nuestras fotos, no debemos encontrar problemas. Ahora bien, la cosa cambia si el motivo principal de nuestras fotos son, precisamente, las personas.

En este caso es recomendable conocer bien las leyes al respecto. La legislación es muy restrictiva en la captación de personas que no sean públicas, así que os invitamos a leer un artículo al respecto en Xataka Foto, o este otro de Derechos y Normas, para los más interesados en profundizar en la legalidad de la captura de imágenes en las playa.

Pero no nos asustemos, que aunque la legislación vista así parece muy restrictiva (y lo es), siempre nos queda aplicar el sentido común. Algo que seguro nos evitará problemas.

Enemigo nº 1: el agua salada

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Fisherman, por Jesús León

Si el agua es un enemigo de nuestras preciadas cámaras, lo es más cuando se trata del agua del mar. El agua salada puede ser el peor enemigo ya que es corrosiva. Y no sólo porque se caiga directamente al mar en la playa, ojo también con salpicaduras si nuestra cámara no está sellada y es resistente. En estos casos, podemos tomar algunas medidas de urgencia para intentar “salvar la vida" de nuestra cámara:

  • No intentar encenderla para ver si “funciona”.

  • Retirar la tarjeta y la batería cuanto antes. Así evitamos que circule corriente en su interior lo que sería fatal si tiene agua.

  • En caso de que la cámara se haya sumergido en agua salada, conviene volver a sumergirla en agua dulce (sin miedo, porque hay muchas probabilidades de que de todas formas no la puedas recuperar pero esta opción puede salvarla). Si sólo han sido salpicaduras externas, basta limpiarla bien con agua dulce sin que le entre nada en el interior.

  • Ponla a secar al aire en una zona con buena ventilación y sin sol directo. Por ejemplo, colgada.

  • Una vez secada en su exterior, viene lo más complicado: secar el interior. Para ello, cubrir la cámara con arroz (por ejemplo en una bolsa), que actuará de absorbente de la humedad acumulada. La podemos dejar en arroz bastantes horas (mínimo un día y mejor varios días).

Extremar la precaución con la humedad excesiva

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Do not eat, por Martin Lissmats

Aunque nuestra cámara no sufra una inmersión no se libra del mal que puede producir una elevada humedad para sus circuitos. En la playa, o incluso si vamos en un barco en el mar, el nivel de humedad del aire es muy elevado y esto resulta fatal. Así que conviene extremar las precauciones.

Así que para proteger nuestro equipo lo ideal es usar una mochila o bolsa impermeable (o podemos impermeabilizarla nosotros mismos) para evitar salpicaduras y esté siempre seca. Además, incluir bolsitas de gel de sílice o incluso papel de periódico o alguna bolsita con arroz.

Ojo con la cremita

En la playa es habitual que utilicemos protector solar o incluso líquido repelente de mosquitos. Estos productos son muy dañinos para la cámara, así que algo muy simple es tener sentido común y limpiamos muy bien las manos antes de utilizar la cámara. O incluso si la llevamos colgada, evitar que roce con el cuerpo (mejor guardada en la bolsa)

Y siempre podemos usar una bolsa estanca para cámaras, que nos dará protección extra.

Cámara y arena, malos compañeros

La arena es otro de esos enemigos que encontramos fácilmente en la playa. Incluso si nuestra cámara está sellada contra el polvo, no quita que los granos de arena puedan rallar el cristal del objetivo o de la pantalla.

Y el problema no existe sólo cuando la cámara se cae al suelo con arena, con que exista un poco de brisa, es suficiente para que las partículas de arena lleguen hasta el interior de nuestra cámara. Así que lo mejor es evitar el cambio de objetivo (si es una réflex o una CSC) en este ambiente. Sobre todo si queremos que nuestro sensor no acabe lleno de motas y suciedad difícil de quitar.

Si por accidente se te cae la cámara a la arena, no intentes soplar ni limpiarla. La guardas y con tranquilidad y en un ambiente controlado, limpio y seco, puedes proceder a retirarle los restos de arena (además de seguir otros consejos).

Por supuesto, los objetivos mejor siempre con su tapa (menos cuando hagas la foto, claro) y no olvides el parasol, que añade protección extra contra posibles golpes al cristal del objetivo.

Proteger la cámara de las altas temperaturas

Es de lógica, pero no dejes mucho tiempo la cámara a pleno sol si hace mucho calor. No le viene nada bien y no necesita broncearse. Y si tienes que hacer fotos a horas de mucha temperatura, procura después protegerla en la bolsa y en un lugar más fresco. La exposición prolongada a altas temperaturas no es nada beneficioso.

Y tampoco nos olvidemos de las baterías, que con el calor excesivo sufren y se descargan antes. Así que guardarlas en la bolsa, protegiendo los contactos

Para terminar, no nos olvidemos que en la playa también hay amigos de lo ajeno y una cámara flamante puede ser un codiciado tesoro. Así que, ya estemos relajados en la playa o en el chiringuito tengamos siempre la cámara cerca, a la vista y, por supuesto, mejor dentro de una bolsa y esa bolsa bien sujeta. Nada de dejarla un momento junto a la sombrilla mientras nos damos un chapuzón o incluso en el coche.

Foto | Chris Hunkeler

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