Si hay algo que probablemente supere en número a la población de Las Vegas son las máquinas tragaperras. Ya según aterrizamos en el Mc Carran International Airport nos las encontramos esperándonos en las puertas de embarque y las salas de equipaje. Los casinos de los hoteles están, ni que decir tiene, plagados de ellas.
Mientras preparamos el terreno del CES hemos tenido curiosidad por comprobar si la tecnología ha llegado a estos dispositivos. Tras dar muchas vueltas por los principales casinos del Strip (la arteria turística principal de la ciudad) esto es lo que hemos encontrado.
Hay que comenzar diciendo que la industria del juego no es especialmente innovadora más allá de sistemas internos de conteo de dinero. Las primeras recreativas para adultos que nos han llamado la atención son versiones electrónicas de juegos a la antigua usanza como el BlackJack o la Ruleta.
En el primer caso, la máquina está dirigida por una amable asistente virtual grabada en vídeo que gestiona las partidas desde un LCD de gran tamaño. Los jugadores participan desde sus puestos en varias pantallas táctiles.
La mesa de ruleta electrónica prescinde hasta de la Croupier virtual. En su lugar encontramos varias pantallas, también táctiles, en las que se nos muestra el estado del juego y nuestras opciones. Los fans de Google Analytics encontraran aquí un universo de estadísticas y gráficas en pantalla con las que elucubrar su próxima apuesta.
En la mayor parte de los casinos, los famosos cubos de fichas casi han pasado a la historia. Una innovación que si es prácticamente general es el uso de tarjetas prepago que se cargan con saldo en la ventanilla de turno y son compatibles con todas las máquinas.
Una de las pocas innovaciones que sí que parece haber sido aceptada por gusto por los magnates del juego en Las Vegas es el uso, con mayor o menor gusto, de enormes pantallas planas con animaciones 3D o Flash relacionadas con un grupo de máquinas y que sobre todo están destinadas a atraer a potenciales jugadores dentro el infernal batiburrillo de colores y lucecitas que es un casino en esta ciudad.
Cerramos este breve paseo por las máquinas tragaperras más tecnológicas con una máquina que sí que anuncia lo que quizá veamos en los casinos al visitar el CES en años venideros. Se trata, ni más ni menos, que de un simulador de carreras de galgos. Con capacidad para hasta cuatro participantes, la máquina muestra, una vez cerradas las apuestas, una simulación virtual gestionada por el correspondiente software. Si nuestro ciberchucho gana, se nos pide que insertemos la tarjeta prepago para cargar el premio. Cada puesto de la máquina cuenta también con sus estadísticas y opciones de apuesta múltiple.
Esta máquina es de las pocas que hemos visto en cuanto a sistemas de apuesta electrónicos y es que los dueños del juego en Nevada desconfían de cualquier dispositivo susceptible de ser hackeado, mucho menso si es inalámbrico. El CES sigue siendo, como veis, una rara perla futurista en una ciudad donde las cosas se visten de luces pero se hacen a la antigua usanza.
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