‘Wandering Earth’, la primera superproducción sci-fi de China, es un cóctel loquísimo entre ciencia ficción retro, peli de catástrofes y comedia absurda

‘Wandering Earth’, la primera superproducción sci-fi de China, es un cóctel loquísimo entre ciencia ficción retro, peli de catástrofes y comedia absurda

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‘Wandering Earth’, la primera superproducción sci-fi de China, es un cóctel loquísimo entre ciencia ficción retro, peli de catástrofes y comedia absurda

Arrasó en China. 700,8 millones de dólares. Si ‘Los Vengadores. Endgame’ no lo remedian, seguirá siendo la segunda película más taquillera de la historia en este país, solo por detrás de los 874 millones que consiguió ‘Wolf Warrior 2’. Para que nos hagamos una idea de la locura tras estas cifras, lo que han recaudado este dúo de filmes en China es más de lo que recaudan en todo el mundo pelis consideradas éxitos como 'Ready Player One' o cualquiera de la saga 'Cómo entrenar a tu dragón'. De momento, es la tercera película más taquillera de 2019, solo por detrás de 'Capitana Marvel' y 'Endgame'. Nada más y nada menos.

China ha hecho historia del cine porque se ha convertido en el primer territorio del mundo que puede justificar por sí mismo la producción de un blockbuster que no va a salir de sus fronteras. Solo que 'The Wandering Earth' sí ha salido de sus fronteras; y a lo grande, porque la distribuye, en todos los mercados salvo el chino, la todopoderosa Netflix. A fecha de cierre de este artículo, Twitter registraba ebullición planetaria respecto a la película. Tuits en múltiples idiomas hablando, en general para muy bien, de 'The Wandering Earth'.

Pero algo en lo que coinciden muchos tuits, y con lo que estoy profundamente de acuerdo tras tres visionados, es que 'The Wandering Earth' no es como un mero blockbuster de Hollywood; es algo mucho más loco. Hablaremos con más profundidad de ello cuando toque. Pero quédate, xatakero, con esta idea: la cinta es una locura. En el tono, en la acción, en los personajes y en la escala. Locurón. Si no te gustan los locurones, huye, insensato.

Hay muchas cosas que resultan fascinantes de 'The Wandering Earth' y voy a tratar de explorarlas, con mayor o menor premura, todas ellas. Vamos a empezar por el proyecto en sí, que nace de una novela de ese Liu Cixin del que ya te hemos hablado con admiración, y que acaba transformándose en la primera gran superproducción China de género. Luego vamos a hablar de la película, de dónde se acerca y dónde se desvía radicalmente de la típica superproducción hollywoodiense.

Y, para rematar, analizaremos su lanzamiento a Netflix, en un contexto en el que se está demostrando que ya no es coto exclusivo de la meca del cine el abordar el género fantástico con éxito. Porque nosotros lectores/espectadores/jugadores somos más eclécticos y aventureros que nunca. Sobre todo desde el sofá; en la butaca ya nos cuesta más.

El dragón despierta

Ya lo comenté en el artículo sobre Tencent. China es un dragón aparentemente dormido, pero cuyo despertar en el entretenimiento es cada vez más evidente. Es dueña, a través de una empresa como Tencent, de auténticos fenómenos de la cultura popular como el 'Fortnite' o el 'LOL'; ahora también del 'Rocket League'. Y es también el segundo mercado de cine del mundo.

El problema de China, y 'The Wandering Earth' aún no lo remedia, es que cuesta muchísimo replicar los éxitos locales fuera de sus fronteras; las razones, las exploraremos en el siguiente epígrafe. Pero el caso es que China tiene un mercado nacional para el cine tan inmenso que puede permitirse gastarse lo que cuesta una superproducción de Hollywood sin tener que partirse la cabeza para averiguar cómo venderla más allá de la Gran Muralla.

'The Wandering Earth' nace de esta certeza; y de otra más, menos invisible, porque no se le pueden poner cifras concretas. Hablo del gusto general del público chino; que no es el gusto general del público fuera de China. Tiene unos matices muy concretos que solo se ven con el paso de los años y la lectura de los filmes que allí tienen más éxito que en sus países de origen.

Scott Mendelson, una de las auctoritas de la taquilla mundial que escribe magníficas columnas día sí y día también en 'Forbes', detectó una tendencia de la que evidentemente la industria China es muy consciente: a los chinos les encanta el género fantástico; cuanto más loco e imaginativo, mejor. Es lo que explica el éxito de 'Warcraft', 'Pacific Rim' o 'Ready Player One', a pesar de sus tibios resultados en otros territorios. Es lo que explica que se pudieran coger '1,2,3, Splash' y convertirlo en un megaéxito de taquilla llamado 'The Mermaid'.

Mei Ren Yu
Cartel de 'Mei Ren Yu', otro de los grandes éxitos recientes del cine chino.

Sin embargo, las más contenidas en lo fantástico nuevas entregas de 'Star Wars' han pasado por allí sin pena ni gloria. ¿Qué se deduce de aquí, si uno es un productor chino de, por ejemplo, Alibaba Pictures? Que si se apuesta por una película grande y loca de ciencia ficción, se puede dar en el centro de la diana.

Exactamente así sucedió.

Resulta muy difícil hacer arqueología cinematográfica de cómo se gestó la producción de un blockbuster chino. Supongo, porque la mejor información está sin traducir y porque probablemente la saturación periodística que tan bien usa el cine yanqui no se estila tanto por esos lares. A fin de cuentas, el periodismo sin democracia tiene piernas de papel mojado.

Pero como uno de mis oficios que debería servirte a ti, lector, es el de arqueólogo digital, algo he ido encontrando. Hay una entrevista magnífica de 'China Film Insider' (la mejor web que conozco en inglés dedicada a esta industria) con su director, Frant Gwo, que usaré en el segundo epígrafe. Hay otra con el mismo protagonista en 'The Hollywood Reporter', también jugosa. Pero de entrevistas con su principal productor, Gong Geer, nada de nada. Alguna mención suelta, pero nada con la hondura necesaria para saber todos los obstáculos que se tuvieron que salvar en la fase crítica para obtener la luz verde.

The Wandering Earth
Portada de 'The Wandering Earth' en su versión anglosajona.

Como yo soy muy cabezón, si no hay de algo, intentaré lograrlo por mi cuenta. Pero como tal tarea lleva su tiempo, vamos a dejar de momento aquí en suspenso el cómo convencieron los productores de este film a Alibaba Pictures —por cierto, coproductora ejecutiva del último Oscar a la Mejor Película, Greenbook, dato que apenas sí ha hecho ruido aunque a mí me parece clamoroso— para apostar, a lo bestia, por producir el primer gran blockbuster de género para su país.

Lo que sí está claro es que Liu Cixin, el novelista que inspira la historia, es una de las grandes razones. Gracias al apadrinamiento de Ken Liu, Cixin logró ganarse un nombre en Estados Unidos, hasta el punto de vencer en los premios Hugo y hacer historia. Imagino que para una China ansiosa por replicar el éxito que tienen sus ficciones fuera de sus fronteras, contar con un megaéxito mundial como Cixin como aval fue una de las grandes razones para arriesgarse con la apuesta.

Pero poco más podemos especular sobre el nacimiento de 'The Wandering Earth'. Hasta que le arranque una entrevista a Gong Geer en la que me pueda sentar con tiempo por delante para tratar el tema, difícil va a estar rascar mucho más.

Lo típico y lo insólito

Vamos a hablar (al fin) de 'The Wandering Earth' como película. Como prometimos, vamos a compararla, porque ahí está la gracia, con un blockbuster del estilo estadounidense. En qué se diferencia y en qué se parece. Pero a lo primero le vamos a dedicar la mayoría de párrafos que siguen y lo segundo lo vamos a ventilar bien rápido.

¿A qué se parece 'The Wandering Earth'? Pues está muy claro. Aunque su director cita que sus tres películas de ciencia ficción son '2001', 'Terminator 2' e 'Interstellar' (buen gusto el tuyo, Gwo), esto ni por asomo tiene nada que ver con ese trío ilustre. Esto es una peli de Roland Emmerich. De hecho, es '2012', con toquecillos de 'Armageddon'.

Veamos el argumento a vista de pájaro, que en la distancia las diferencias menos relevantes desaparecen. En '2012', Emmerich se ponía a hacer el burro como nunca juntando terremotos, maremotos y cualquier cosa que se le pasara por la cabeza para enfrentar a la humanidad al apocalipsis; la única escapada (para unos pocos) las arcas, unos gigantescos navíos en los que sobrevivir al desastre a la espera de que las aguas, literalmente, se calmen.

En 'The Wandering Earth' la cosa es mucho más extrema; de hecho, es uno de los puntazos de la película, su premisa. Aquí se trata de hacer algo que empequeñece la paja mental más bestia de un Michael Bay o un Roland Emmerich. Se trata de sacar a la Tierra de su órbita (sic) para convertirlo en aquello que tan bien usó George R.R. Martin en 'Muerte de la luz': un planeta vagabundo. Para ello, se usan gigantescos motores nucleares de fusión (jajaja) que empujan a la Tierra rumbo al cosmos. Problema (problemón) Júpiter nos quiere atrapar en su gigantesca gravedad.

En su escala humana, ambas películas son iguales. Enfrentan a un grupo de desconocidos a una serie de avatares y pone el acento dramático en la familia; escenas lacrimógenas de padres despidiéndose de hijos incluidas, evidentemente. Por supuesto, hay viaje a distintas localizaciones para darles variedad (el Pekín helado de 'The Wandering Earth' es maravilla). Y, por supuesto, abundan los momentos inverosímiles que nos tragamos porque ya hemos llegado hasta allí.

Pero ahí, en ese vuelo muy lejano, se acaban todas las diferencias. En el dibujo que sigue el curso de la trama y, a grandes rasgos, en el paisaje que atraviesa. El tránsito de sus aguas es extremadamente distinto. Y lo es en dos aspectos fundamentales: cómo expresa el diseño de producción y cómo maneja la comedia.

Quédense con esta frase, del director Frant Gwo:

"Acabamos de arrancar a hacer películas de ciencia ficción, así que no podemos hacer películas con una perspectiva global como Hollywood sí puede. Cuando arrancamos este proyecto, apuntamos principalmente a servir a un público chino. Tienes que entender que China no vivió la misma industrialización que otros países occidentales vivieron; así que los chinos no tienen una relación tan familiar con los robots y la tecnología".

Y esta frase explica una de las cosas que más me descolocaron en mi primer visionado de 'The Wandering Earth'. ¿Por qué el diseño de producción es tan retro? ¿Por qué ha apostado Gwo por un mundo que parece sacado de la estética camioneros en el espacio de Alien y las primeras Star Wars, lleno de óxido, polvo y pantallas monocromas?

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Póster de 'The Wandering Earth'.

El por qué, evidentemente, estaba en esto que comenta. Porque los chinos, como país, no han tenido esa industrialización que otros sí hemos tenido. Porque las maquinitas aún los fascinan, por lo que se puede girar el dial del diseño de producción a lo ochentero y no pasa nada.

Voy a poner unos cuantos gifs de interfaces y detalles y los voy a comparar con los que despliega, por ejemplo, 'Avatar'. Es algo que no te importa un pimiento, lector; pero me apetece comentarte que para hacer algo tan tonto y fugaz como lo que vas a ver a continuación se tardan horas, porque hay que cortar las secuencias concretas acudiendo a las películas originales, cambiar formatos, ajustar la edición... Y todo por un gif. Pero creo que son horas bien invertidas.

Primero, la pareja 'The Wandering Earth' vs 'Avatar'.

Ahora, 'The Wandering Earth' vs 'Alien'.

¿Lo vemos, no?

Para terminar con este asunto, el fascinante diseño de producción, quiero hacer mención a lo bien que transmite la escala ingenieril 'The Wandering Earth'. Parece que los chinos tienen una cultura científica más honda que, digamos, el yanqui medio, porque hay abundantísimos planos de maquinaria que harían salivar al bueno de Cameron. Por elegir uno, me quedo con este impresionante travelling; es tan largo que lo tengo que meter en dos gifs.

El otro aspecto crucialmente distinto de 'The Wandering Earth' respecto a su homónimo occidental, '2012', es cómo se integra la comedia. Y para explicarlo me voy a ir a otro filme, uno que adoro, pero que me descolocó totalmente la primera vez que lo vi. Hablo de 'The Host', de Bong Joon-Ho.

Atención, querido lector, a las siguientes imágenes.

Sí, usted ha visto lo que ha creído ver. Un hombre a punto de ser trepanado por un transportador de ángulos gigante y una familia en pleno baile de San Vito. Fueron los dos momentos que más me descolocaron al ver 'The Host' por primera vez, hace ya (¡ay!) 13 años. Me descolocaron por algo que explican muy bien en el siguiente videoensayo, del canal Just Write: el pathos.

Sage Hyden, el creador de Just Write, se queja, y con razón, de cómo Marvel se carga en muchas ocasiones el pathos de su película por transformar bruscamente un momento dramático en uno cómico. Para el gusto occidental, esto es mal. El paladar grecorromano demanda que los sabores se mezclen en orden y concierto. Algo que es de pronto ridículo cuando un instante antes resultaba trágico tiende a provocarnos emociones muy negativas. Tiende a parecernos una estupidez.

Pero los que hemos visto mucho cine asiático, especialmente el más extremo y ecléctico, como el coreano, sabemos que esto es una característica propia de dicho cine. Esto es, del gusto asiático. Japoneses, chinos y coreanos comparten un pathos muy distinto al nuestro, donde es gracioso mezclar tonos contrapuestos como lo trágico y lo ridículo con estridencia; sin cortes.

'The Wandering Earth' no es una excepción que cumple la regla. Bien al contrario, abraza este humor tan peculiar con secuencias completamente absurdas. Por ejemplo, cuando, justo antes del gran momento dramático de la cinta, un científico se pone a rezarle a Newton, Einstein y Buda en lo que parece un chiste a lo Mortadelo. O cuando el protagonista le arrea un puñetazo a una pared y este coincide con un seísmo planetario. Son... Locuras, a nuestros ojos. Humor convencional, según parece, al gusto chino.

Por eso conviene ponerle un cartel de neón bien grande como aviso para navegantes. 'The Wandering Earth' es una película que puede alienar a muchos espectadores; desenchufarlos por completo de su narración, por estos golpes de timón tan súbitos e impredecibles. Es un poco como aquella escena mítica de los Simpson en la que Homer se reía del cine hindú porque: "Sus ropas son diferentes de las mías. Ha, ha, ha". Si uno va verde en cine asiático, la película puede resultarle una mierda a las primeras de cambio por lo chocante de este humor.

Sería una pena, porque 'The Wandering Earth' merece (valga la redundancia) muchísimo la pena.

El héroe de las mil caras

"Voy a ayudar a que la joven generación de cineastas chinos puedan encontrar el camino a la ciencia ficción".

Con esta frase se despide Frant Gwo en su entrevista a China Film Insider. Es un aviso, que yo intepreto en los siguientes términos: "Vamos a seguir haciendo superproducciones. Y, algún día, haremos una que querréis ver todo el planeta". Es una sana ambición, que viene respaldada por el virtual capital infinito con el que podrán contar las superproducciones de china en su intento por esgrimir el poder blando, esa conquista cultural planetaria que tan bien le ha ido a los yanquis.

Solo que el momento es aún más interesante de lo que parece. Porque todo pinta a que este no es un momento para un pulso entre dos gigantes. Este es un momento en el que cualquiera, cualquiera de verdad, puede optar a describir, con éxito, una epopeya dentro de la parcela de la cultura pop.

Es la primera vez en la que el sueño de Joseph Campbell, plasmado magistralmente en 'El héroe de las 1000 caras', puede encontrar su encarnación definitiva. Esto es: la resonancia planetaria de todos los mitos y culturas en el mito común de la experiencia humana.

Me contaba un amigo ilustre lo fascinado que andaba con el cine indio. Era una cuestión de sabor; de que sabía radicalmente diferente a cualquier otra cosa que hubiera paladeado hasta entonces. El maître que le servía tal plato era, evidentemente, Netflix. También es el que sirve 'The Wandering Earth'. Y es la primera que coordina múltiples países para crear otras tantas ficciones en un menú degustación tan vasto como nuestro planeta.

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Cartel promocional de la superproducción china 'The Wandering Earth'.

Creo que 'The Wandering Earth' es ejemplo magno de cómo tal estrategia, al final, es la que lleva las de ganar. Evidentemente, falta mucho para ver un 'Los Vengadores. Endgame' desde Sri Lanka. Pero a través de la pequeña pantalla nos podría llegar tan pronto como mañana. E impactar en su llegada, tal y como lo hace al cine, a decenas y decenas de millones de personas.

El hecho de tener tantos sabores en el menú está transformando también el paladar del espectador. Llevándomelo a la primera persona del singular, el chaval que vio en 2006 con 22 'The Host' se llevó un cierto chasco con ese humor desconcertante, mientras que a su viejo pariente de 34 no solo es que no le sorprenda; lo disfruta.

El efecto Netflix, y sus derivados, va a convertir a la presente generación de espectadores —la más ecléctica y conocedora de la narrativa, porque dedicamos a nuestro entretenimiento una enorme cantidad de tiempo por una enorme cantidad de vías— en ventanas abiertas a cualquier vista. Al menos, me gusta pensar que así será. Que mi hijo podrá disfrutar, sin prejuicios, de un superhéroe chino igual que lo hace con uno de Marvel o DC.

'The Wandering Earth' es una primera piedra en un largo camino de reconquista mundial de la cultura pop. Vendrán más.

Wandering Earth
Un fotograma de 'The Wandering Earth'.
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