Un nanoaccidente promete una (otra) revolución en la tecnología de baterías

Un nanoaccidente promete una (otra) revolución en la tecnología de baterías
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Wnag Changan (de la Tsinghua University) y Li Ju (del MIT) llevaban tiempo trabajando en experimentos con nanopartículas de aluminio. Este metal es un buen conductor, pero su eficiencia baja debido a la capa de óxido que se forma en su superficie cuando está expuesto al aire. Aunque eso no tiene demasiada importancia en piezas grandes de aluminio, la cosa es distinta para estas nanopartículas.

Para tratar de combatir ese problema estos dos científicos realizaban una serie de experimentos mezclándolas con una mezcla de ácido sulfúlico y oxisulfato de titanio. Y entonces ocurrió un accidente. O más bien, un nanoaccidente. Uno que podría convertir a esas nanopartículas accidentales convertirse en pilares de las futuras baterías de nuestros dispositivos.

La serendipia como causa del avance tecnológico

En ese accidente los investigadores expusieron el aluminio a esos compuestos muchas más horas de las que tenían previsto. Se olvidaron de ellas, literalmente, y cuando se dieron cuenta tuvieron el acierto de no descartar ese resultado y pasar a otro experimento: descubrieron que el material resultante podría ser un candidato perfecto para los electrodos de las baterías.

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Normalmente la expansión y contracción de los ánodos de grafito para acomodar a los iones de litio hace que la superficie de los electrodos pierda eficiencia: los compuestos de litio acaban depositados en los electrodos e impiden que las baterías cumplan con su función. Con el nuevo material, que al parecer es reistente a ese problema, se evitaría esa limitación.

El Dr. Wang y el Dr. Li desarrollaron unas baterías experimentales y realizaron 500 ciclos de carga y descarga en ellas. Al cabo de esos ciclos las baterías eran capaces de almacenar cuatro veces la energía de sus equivalentes con electrodos de grafito. Si se logra que este proceso se aplique de forma industrial podríamos asistir a una revolución en un campo que desde luego suele provocar muchos avances prometedores aunque luego ninguno de ellos logra cristalizar. Esperemos lo mejor.

Vía | The Economist
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