Los frenos automáticos serán obligatorios en 2020: así funciona un sistema que puede evitar 120.000 accidentes al año en Europa

Los frenos automáticos serán obligatorios en 2020: así funciona un sistema que puede evitar 120.000 accidentes al año en Europa
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La Unión Europea, Japón y otra veintena de países han acordado hacer obligatorios los sistemas automáticos de frenada de emergencia (AEB) antes de 2020. De esta forma todos los coches y vehículos ligeros de transporte que se pongan en circulación tendrán sistemas de este tipo funcionando en bajas velocidades (60 km/h o menos). La normativa afectará a unos 20 millones de vehículos nuevos cada año.

Aunque que el acuerdo no es tan ambicioso como algunos habían especulado (no afecta a vehículos antiguos y, por tanto, no habrá que adaptar los coches), se espera que el cambio se note rápidamente. Según las estimaciones que maneja la Comisión Europea, la generalización de los sistemas automáticos de frenada de emergencia podrían ayudar a evitar más de 1.000 muertes y 120.000 accidentes cada año en Europa. Todo ventajas. Y, sin embargo, países como Estados Unidos, China o la India se han quedado fuera del acuerdo, ¿de verdad necesitamos un sistema automático de frenada de emergencia obligatorio?

Cuando los coches frenan mejor que nosotros

Conor Samuel 1185352 Unsplash

Décadas de investigación sobre el comportamiento del conductor nos han hecho aprender es que toda ayuda es poca. En este caso, los mejores análisis científicos sobre nuestro comportamiento en situaciones de emergencia dejan claro que, en carretera, somos nuestros peores enemigos.

Da igual si miramos los datos de los simuladores de conducción o los que extraemos de la investigación de accidentes reales, tenemos una tendencia clara a desaprovechar la capacidad de frenada del vehículo cuando más la necesitamos. ¿Los motivos? Son varios y van desde descuidos, inexperiencia o pánico hasta ideas erróneas y mitos urbanos sobre el funcionamiento de los frenos.

Poco importa, la consecuencia es siempre la misma: demasiado a menudo se alarga innecesariamente la distancia de frenado. Y a medida que esa distancia aumenta, disminuyen las probabilidades de evitar el accidente. Los AEBs son muy útiles en este contexto y, por eso, muchos países han empezado a promoverlos: EEUU llegó a un acuerdo voluntario para 2020 con 20 fabricantes y la UE lo tiene como un requisito para aprobar el test Euro NCAP.

Pero, ¿cómo funcionan estos sistemas?

A diferencia de los sistemas de asistencia a la frenada de emergencia que "suplementan" la acción del conductor, los sistemas automáticos tienen un papel activo en el frenado que va desde avisar al conductor de un objeto cercano a frenar de forma autónoma. Aunque cada fabricante tiene su propia tecnología y sus propios nombres, todos siguen una lógica parecida y dependen de algún tipo de sensor (láseres, radares o incluso datos de video).

Con esos sensores, se identifican los posibles objetos que se encuentran en la trayectoria del vehículo. Una vez detectada una posible "amenaza de impacto", el sistema puede determinar si la velocidad del vehículo es mayor que la velocidad del objeto frente a él. Si el AEB detecta la posibilidad de colisión, avisa al conductor y, si persiste el problema, el sistema es capaz de activar automáticamente los frenos.

Como podemos ver en el vídeo superior, ante descuidos o incidencias, los AEBs pueden ser realmente útiles. Eso sí, también gozan de detractores. Algunos usuarios suelen hablar del peligro de estos sistemas en adelantamientos en carreteras secundarias (cuando un posible coche en el carril contrario podría activar el sistema). Sin embargo, todas las pruebas de seguridad coinciden en que, si se respetan las regulaciones viales, no deberían ocasionar ningún problema de este tipo.

¿Y, entonces, por qué sólo lo han acordado 40 países?

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Esto es algo que llama especialmente la atención. El acuerdo se ha tomado en el seno de Naciones Unidas, pero varios países como Estados Unidos, China o La India se han mantenido voluntariamente al margen de las negociaciones para conservar su independencia. Y es algo sorprendente porque algunos de ellos están promoviendo regulaciones o acuerdos en el mismo sentido.

Razones geopolíticas al margen, la introducción de sistemas automáticos en la conducción es un fenómeno imparable en el mundo del automóvil

Según el Washington Post, la razón deberíamos buscarla en la voluntad de estos países de mantener sus normas nacionales de transporte fuera del ámbito regulativo de la ONU.

La industria del automóvil es un sector estratégico clave en el comercio internacional y muchos países se encuentran incómodos con un precedente legal que podría ponerles en aprietos en el futuro. Sea como sea, y al margen de asuntos geopolíticos, los sistemas automáticos en la conducción se van abriendo paso en el mundo del automóvil de forma imparable hasta su previsible confluencia con la conducción plenamente autónoma. Más pronto que tarde por lo que parece

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