He utilizado mi smartphone como un PC: ésta ha sido mi experiencia

He utilizado mi smartphone como un PC: ésta ha sido mi experiencia

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He utilizado mi smartphone como un PC: ésta ha sido mi experiencia

Quién nos iba a decir hace unos años que uno podría conectar un teléfono (móvil, claro) a un monitor, un ratón y un teclado y comenzar a trabajar como si cualquier cosa. Para muchos puede que el logro no sea para tanto, pero para quienes hemos seguido la evolución tecnológica en todos estos años esto es casi un milagro.

No es un milagro perfecto, no obstante. En nuestro análisis del Lumia 950 XL dejábamos claro que la propuesta de Microsoft estaba aún verde en muchos apartados, y esa prometida convergencia era uno de ellos. Eso no parece importar, porque todas las sombras que asolan a Continuum no logran tapar la enorme ambición de esta propuesta.

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Mirando al futuro, no al presente

Es algo que como decía es un imperfecto pero esperado milagro de la tecnología. Todo este análisis está escrito aprovechando las virtudes de este singular prodigio tecnológico, algo que ha servido precisamente para que la plataforma de Microsoft dejara entrever sus fortalezas -que son varias e interesantes- pero sobre todo sus debilidades, que uno aprecia como pasajeras y muy propias de un producto que inicia (esperemos) un largo camino.

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Es así como nos enfrentamos al análisis de Continuum, la tecnología que Microsoft propone como revolución del panorama móvil y que es la demostración más evidente de que ese enfoque universal y convergente de la informática de hoy en día es perfectamente válida.

Nos adelantamos a las conclusiones para los que queráis dejar de leer aquí: Continuum destaca mucho más por lo que puede llegar a ser que por lo que es hoy en día, y con esa disculpa y esa idea hay que entender este dantesco esfuerzo de los de Redmond.

Es importante que lo entendáis antes de proseguir en la lectura porque puede que os parezca que hay demasiados ataques a sus errores y sus carencias: eso es señal de que hay mucho margen de mejora, sin duda, pero no os dejéis convencer del todo por todo lo que no es Continuum, y vedlo con la perspectiva de quien cree que esto puede llegar a ser mucho más en el futuro. Es precisamente lo que a mí me ha ocurrido tras varios días lidiando con esta curiosa forma de trabajar.

Continuum en la práctica

Para utilizar Continuum Microsoft ofrece dos alternativas: o bien una conexión cableada a través del Microsoft Display Dock, o bien a través de la conexión inalámbrica que combina Miracast como Bluetooth. Nosotros hemos trabajado sobre todo vía el Display Dock, algo más recomendable por la reducida latencia que suele ofrecer esa conexión cableada y que hace toda la interacción más fluida.

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De hecho pudimos comprobar el funcionamiento de Continuum vía Miracast gracias al uso de una SmartTV que disponía de soporte para esta tecnología y el resultado fue muy decente, aunque aquí Microsoft indica que las latencias dependen del adaptador utilizado -más detalles en la documentación oficial-, de modo que si estáis pensando en adquirir uno de esos adaptadores, tenedlo en cuenta.

Hay algunas alternativas curiosas al uso de Continuum de forma cableada: si tenemos una Xbox One, también podremos aprovechar ese ecosistema Microsoft para aprovechar Continuum en nuestra televisión vía la Xbox One, tal y como explican aquí.

Es una alternativa más que demuestra la vocación de Microsoft por ofrecer distintas formas de que aprovechemos este modo de trabajo, aunque al final lo natural es efectivamente usar el Display Dock que, eso sí, impone un coste adicional de 99 dólares (el precio en España, donde este accesorio estará disponible próximamente, está aún por determinar). Aparecerán sin duda periféricos similares más económicos –ya hay adaptadores de USB-C a HDMI, por ejemplo-, aunque las garantías que de momento ofrece el accesorio de Microsoft son importantes, por supuesto.

El proceso de conexión es muy sencillo, y basta con conectar al Dock la alimentación (USB-C), el cable HDMI (o DisplayPort) al monitor, y, al menos en nuestro caso, el receptor USB de Logitech con tecnología Unifying que permitía luego utilizar un ratón y teclado de esta misma firma cómodamente. Una vez conectado además el teléfono con un cable con ambos extremos con el formato del conector reversible USB-C, estábamos preparados para iniciar la sesión de trabajo.

De hecho en cuanto conectamos ese último cable el Lumia 950 XL detecta que queremos utilizarlo como un PC, y hace que en pantalla se presente ese escritorio tan similar -y a la vez tan distinto- a Windows 10. Nos encontramos con un "engañoso" menú de inicio, una barra de tareas algo extraña y, eso sí, una barra superior que es un fiel reflejo de la barra superior que aparece en el smartphone pero que a diferencia de esta no permite ser desplegada hacia abajo para mostrar notificaciones o botones de acceso rápido a ciertas opciones.

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Esa capacidad la encontramos en un pequeño icono situado en el extremo derecho de esa barra de tareas inferior. Es allí donde obtendremos las notificaciones del sistema y esos accesos de los que hablamos que permiten acceder a la configuración WiFi, Blueooth o a pequeñas utilidades como la confección de pequeñas notas. Y es un menú que lógicamente es un espejo del presente en el móvil, algo que nos deja claro desde el principio de que este dispositivo con el que estamos trabajando es, precisamente, un móvil.

Es a partir de ese momento cuando uno comienza a detectar esas extrañas carencias. Para empezar no podremos escribir en el menú de inicio de Windows como haríamos en un PC convencional, y tampoco podremos anclar aplicaciones a la barra de tareas, que únicamente es testigo de las que vamos abriendo en nuestra sesión de trabajo.

En esa barra aparecen además iconos extraños: el que da acceso permanente a Cortana, representado con un círculo, está ahí sin desplegar cuando en Windows 10 sí aparece desplegado y con esa apariencia que hace que parezca parte integral del menú de inicio. El otro es que da acceso al gestor de tareas, pero es un botón poco importante para usuarios de ratón y teclado porque conseguiremos el mismo efecto haciendo uso del tradicional atajo de teclado Alt+Tab.

Hay muchas otras áreas en las que la inmadurez del sistema operativo queda patente. Una de ellas es la limitadísima capacidad de personalización de la interfaz, que apenas nos ofrece un tema oscuro y otro claro aparte de las opciones de redimensión de las baldosas animadas. En esas opciones no podremos por ejemplo cambiar el color de las baldosas de forma individual, y tampoco se facilitan cosas como cambiar la tipografía del sistema, algo que se puede hacer… con algo de esfuerzo.

El funcionamiento general de la interfaz es menos fluido de lo que uno podría esperar teniendo en cuenta cómo se portaban las últimas versiones de Windows Phone incluso en dispositivos de gama de entrada. Sin embargo en Windows 10 Mobile y a pesar de contar con unos componentes más que solventes vemos como a menudo aparecen las animaciones que indican que el sistema está “pensando”.

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Lo hace demasiado a menudo y en apartados en los que no uno no esperaría contar con esos pequeños retrasos. Lo comentábamos en el análisis del Lumia 950 XL. No son insoportables, pero sí apreciables, sobre todo cuando uno viene de plataformas como Android o iOS en las que la sensación es la de que todo funciona de forma instantánea casi siempre.

El soporte hardware al que nos da acceso Continuum es también limitado actualmente. Nuestro ratón y teclado funcionaron sin demasiados problemas, pero sí es cierto que había un lag apreciable en la conexión inalámbrica con el teclado -con el ratón todo fue como una seda- que hacía que al escribir fuésemos algunos caracteres por delante de lo que mostraba la pantalla. Ni siquiera conectándolo vía USB al Display Dock resolvimos el pequeño conflicto, y todo parece ser cuestión de que el soporte hardware y los controladores de dispositivos se vayan actualizando gradualmente.

Había otros problemas algo molestos, como el hecho de que el mapa del teclado tampoco era el óptimo, y aunque nuestro alfabeto español sí estaba donde debía estar en el teclado QWERTY que usamos, las teclas especiales (tildes, signos de admiración o interrogación, guiones y otros símbolos) no estaban mapeadas donde esperábamos, ni había apartado en la configuración para corregir el problema o adaptarlo a nuestras necesidades.

Ese soporte hardware también se nota en las limitaciones en cuanto al soporte de pantallas. El Display Dock –que es pequeño (64,1 x 25,6 x 64,1mm) , pero sorprendemente pesado para esas dimensiones con esos 230 gramos- acepta conexiones 1080p, y aunque se habla de un modo WUXGA (1.920 x 1.200), no logramos habilitarlo ni hay información sobre como hacerlo. Eso implica que para quienes usen monitores con resoluciones superiores a 1080p (en mi caso, un modelo de 27 pulgadas con resolución 1440p) el escalado no es óptimo.

Un apunte más: el teléfono se calienta de forma apreciable cuando estamos utilizándolo como PC conectado al Display Dock, y aunque no se alcanzan temperaturas preocupantes, sí que es evidente que el procesador está sometido a una carga sensible al aprovechar las ventajas de Continuum.

El software, gran promesa (y obstáculo) de la experiencia convergente

Si hay algún apartado en el que uno se encuentre con las realidades de Continuum y de Windows 10 como plataforma, ese es el del catálogo software. Aquí hay que elogiar a Microsoft por ese ambicioso planteamineto de las aplicaciones universales pero también por esa nueva concepción de Windows 10 Mobile como un desarrollo System-as-a-Service.

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Esto significa que las actualizaciones del sistema llegarán de forma simultánea a nuestros PCs y a nuestros móviles -ocurrió por ejemplo con la reciente compilación 10586.29- y marca un antes y un después en ese régimen que dictaban las operadoras retrasando esas actualizaciones en nuestros dispositivos.

Pero claro, toda esa ambición se ve lastrada por el hecho de que hoy por hoy la oferta software es limitada. Para que una aplicación puede utilizarse tanto en el móvil como en el escritorio debe ser universal, y por ahora solo un puñado de soluciones pueden presumir de ese calificativo.

Evidentemente en ese grupo de priviliegiadas están las aplicaciones nativas de Windows 10: Tiempo, Noticias, Cartera, Deportes, Dinero... pero también soluciones dirigidas íntegramente a la productividad profesional como la suite ofimática Microsoft Office, el cliente de correo Outlook y la que debería ser la estrella del lote, el navegador Microsoft Edge.

En realidad utilizamos el tiempo condicional porque la versión del navegador incluida en Windows 10 Mobile no es exactamente igual a la que se ofrece en el sistema de escritorio. Entre otras cosas la versión móvil no permite imprimir directamente (cuidado, porque sí podremos imprimir desde Continuum), y la búsqueda en la página tampoco nos funcionó adecuadamente. Lamentablemente aún no existen alternativas a Edge, pero es razonable pensar que en este apartado tanto Chrome –sus usuarios ya lo están demandando- como Firefox e incluso Opera pronto estén disponibles en formato universal.

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Donde sí se nota el “milagro Microsoft” es en esa suite Office que permite que uno trabaje con documentos ofimáticos casi como si lo hiciera directamente sobre las versiones de escritorio de esta suite. Las opciones son algo más reducidas en esa adaptación al móvil, pero nos encontramos con una capacidad de trabajo que también se deja notar en el cliente de correo Outlook, al que eso sí, también le vemos margen de mejora.

En ese catálogo hay como decimos sorpresas agradables -Uber mostró el camino a seguir, y otras parecen haber ido adaptándose en estas últimas semanas- pero la norma hoy por hoy es la de encontrarse con que esa aplicación que uno querría usar en el escritorio vía Continuum no puede usarse.

En otras que uno esperaría más cercanas al escritorio tradicional también nos encontramos con algunas decepciones. Es el caso del explorador de archivos, que es mucho más propio de un dispositivo móvil puro que de una plataforma “universal” y que por ejemplo no deja acceder a carpetas de red. Afortunadamente hay algunas alternativas decentes en este sentido como Yuki Explorer, pero es de esperar que en Microsoft también trabajen en este apartado en el futuro.

Microsoft no quiere llevarnos a engaño en este sentido y el menú de inicio del sistema muestra las aplicaciones universales de forma normal y las que no lo son casi transparentes. Si intentamos lanzar cualquiera de ellas el sistema nos muestra el mensaje de que esa aplicación “no se puede abrir aquí”, y nos indica que en Microsoft están trabajando para ampliar ese catálogo.

La gestión multitarea es limitada de momento

Otro de los apartados en los que se notan diferencias evidentes es en el de la gestión multitarea, que aún tiene mucho camino por recorrer para acercarse a la experiencia del escritorio tradicional. Sobre todo porque las aplicaciones aparecen maximizadas, algo que nos recuerda a Windows RT y que evita que en monitores convencionales podamos acudir al socorrido modo de pantalla dividida.

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Esta es una limitación importante que por ejemplo sí han resuelto en iOS 9 en el iPad Pro con ese modo que permite mostrar dos ventanas de aplicación de forma simultánea. En Windows 10 Mobile de momento no existe esa opción, aunque al menos sí podemos acudir al Alt+Tab para ir cambiando de una aplicación a otra con cierta comodidad.

En esa gestión de las tareas abiertas en escritorio también ocurre algo extraño y, la verdad, poco deseable. Si tenemos Edge con ciertas pestañas y Word abierto también con un documento en proceso esa sesión parece perderse cuando desconectamos el teléfono del Display Dock. Esto no es en realidad así: efectivamente cuando desconectamos el teléfono esas aplicaciones parecen “cerrarse” incluso en el smartphone, pero esto no es así.

En realidad siguen en ejecución, y de hecho cuando volvemos a conectar el teléfono y las lanzamos de nuevo vuelven a aparecer los documentos y pestañas con los que estábamos trabajando. Lo natural sería que el sistema no nos hiciese relanzarlas, pero al menos podemos estar tranquilos: una desconexión fortuita no hará que perdamos el trabajo realizado.

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Lo que sí es una ventaja interesante es el hecho de que el teléfono no está “sometido” a la experiencia del escritorio, y es un dispositivo de trabajo independiente más. Que hagamos una cosa en el escritorio no significa que no podamos hacer otra muy distinta en el smartphone basado en Windows 10 Mobile.

Eso queda patente cuando lanzamos el cliente de Continuum en el Lumia 950 XL mientras estamos conectados y vemos como la pantalla del dispositivo se convierte en un touchpad de proporciones considerables que, eso sí, no podremos utilizar en modo apaisado, ya que no se reconoce la orientación del smartphone. La respuesta del dispositivo es aquí notable tanto en velocidad de respuesta como en soporte de gestos, y aunque no es un método tan intuititivo como el ratón o el teclado para interactuar con la pantalla, resulta una alternativa prometedora por otra razón relevante: Cortana y la tecnología de reconocimiento de voz de Microsoft.

Esa tecnología permite que una vez estemos trabajando con un documento en Word –por poner un ejemplo- podamos comenzar a dictar texto para que sea inmediatamente reconocido por el sistema, que va escribiendo solo a medida que realizamos el dictado. Esa interacción se completa con la mencionada integración de Cortana, el asistente de voz de Microsoft que es de nuevo parte integral de una experiencia en la que la voz cobra más relevancia que nunca... si queremos, claro.

Conclusiones: hay que darle tiempo al tiempo

Decía en esa introducción a esta experiencia cómo Continuum no destaca por lo que es, sino por lo que puede llegar a ser. Como ocurre con la propuesta de Microsoft, hay muchas deficiencias e inconsistencias en apartados que uno podría considerar hasta incomprensibles tratándose de una empresa como la de Redmond.

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Es cierto que a día de hoy la fluidez del sistema es mejorable, que la atención al detalle brilla por su ausencia, que el soporte hardware tiene mucho margen de mejora y que sobre todo tenemos ante nosotros la gran duda que asola al catálogo software.

Los desarrolladores tienen aquí la última palabra y aunque habrá que ver qué ocurre con Islanwood (trasladar aplicaciones de iOS), Astoria (de Android) y Centennial (de Windows 'Legacy', es decir, las aplicaciones Win32 tradicionales de este sistema operativo), pero es probable que esa compatibilidad y retrocompatibilidad sean secundarias si Microsoft no logra impulsar el desarrollo de aplicaciones universales nativas.

Hay problemas y retos muy importantes de cara al futuro, desde luego, pero lo cierto es que a pesar de esos problemas la experiencia con Continuum es asombrosa, y si todo se desarrolla como parece lo será aún más durante los próximos meses.

Queda esperar lo mejor de Microsoft, de Windows 10/Mobile y de Continuum, porque esta no es una apuesta a corto plazo: Microsoft se juega su futuro en móviles con Continuum, y solo hay que darle algo de tiempo al tiempo.

En Xataka | ¿Es Windows 10 la llegada de la madurez a la convergencia escritorio/móvil?

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