Detective Pikachu, crítica: La mejor película inspirada por un videojuego

Detective Pikachu, crítica: La mejor película inspirada por un videojuego
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Decía Shakespeare que los genios no imitan; roban; impunes. Y es evidente que a nadie le gusta pensar que es malo en lo suyo; mira a los buenos porque, en realidad, cree que es o que puede llegar a ser uno de los buenos. Pues bien, el titular de mi crítica de Pikachu es un robo flagrante, de esos que Shakespeare aplaudía, a Scott Mendelson de 'Forbes'. En su crítica, de hace una semana, él tituló exactamente igual.

Es un titular interesante porque al analizarlo surgen muchos matices. Sí, Detective Pikachu es la mejor película inspirada directamente por un videojuego. Pero no es la mejor película sobre videojuegos: 'Ready Player One', 'Indie Game: The Movie', 'King of Kong' o ese experimento maravilloso que fue 'Bandersnatch' le ganan; si valen series, apúntense también la maravillosa 'Hi-Score Girl' de Netflix.

No podemos decir tampoco que es la mejor obra inspirada por un videojuego, porque en el tebeo hay ejemplos notables de buenas adaptaciones. Y porque el 'Castlevania' de Netflix, si sigue por este camino, va a hacer historia.

Pero sí es, al menos de momento, la mejor adaptación a largometraje de un videojuego. Y analizar cuánto vale este rimbombante titular nos deja el lamentable saldo de siempre: que las cosas se han hecho muy mal cuando de llevar los videojuegos a la gran pantalla se habla.

Lo interesante es que 'Detective Pikachu' prueba que hacerlo bien era mucho más fácil de lo que parecía. Bastaba fijarse unos objetivos humildes, pero nobles, y aplicar la fórmula del guion estándar de Hollywood al dedillo. Como veremos a continuación, 'Detective Pikachu' es casi como un ejercicio de taller de guion, muy bien llevado. Aplica siempre las lecciones más sencillas y efectivas para encajar una franquicia tan difícil como Pokémon, cuya naturaleza, al contrario que otros muchos videojuegos que han dado el salto a la gran pantalla, es eminentemente interactiva antes que narrativa.

¿Cómo lo ha hecho Rob Letterman y su equipo de guionistas? Desde luego, no desde la puesta en escena. 'Detective Pikachu' es una película bien dirigida, pero sin ningún tipo de personalidad; tira siempre por la solución más efectiva de lo que pide la historia; es sumisa (para bien) del guion. De hecho, constata nuevamente que se está volviendo a poner de moda en Hollywood dirigir las secuencias de acción con claridad; aleluya. Y digo aleluya no porque la cámara en mano me repela, sino porque es mucho más difícil de manejar bien si uno no es brillante. Letterman (y es muy bueno que lo sepa) no lo es; por eso apostar por la legibilidad de las secuencias juega a su favor.

El reparto, desde luego, ayuda; pero la película depende sorprendentemente menos del carisma de Ryan Reynolds como Pikachu. Viendo los tráilers, uno se imaginaba una especie de repetición de 'Deadpool 1 & 2', películas que se pueden permitir tirar por la borda el rigor de un guion convencional porque orbitan en todo momento en torno al carisma de su estrella. 'Detective Pikachu', repito, no es esto. Ni Reynolds ni el estupendo Justice Smith (qué bien que alguien lo rescata después de su órdago en la espléndida 'The Get Down') se elevan sobre la historia.

Así que toda la explicación de por qué triunfa 'Detective Pikachu' allí donde fracasan, 'Assassin's Creed', 'Resident Evil', 'Mortal Kombat', 'Super Mario Bros' y tantas y tantas otras, se debe por completo a su guion. Pero es que su guion, como decía, es un ejercicio de taller, una aplicación rigurosa de los trucos más viejos del oficio para montar una historia que sorprenda. Los vamos a repasar, con muy poquitos spoilers, a continuación.

La mentira del héroe

Cuando uno estudia cómo crear el arco de un protagonista en una historia, la escuela americana insiste mucho en una técnica estructural que funciona siempre. Se llama: la mentira que tu protagonista cree; y es exactamente lo que dice, una mentira que alguien cree sobre un aspecto de sí mismo. Esta mentira es el motor que llevará al héroe a la catarsis, porque la catarsis será darse cuenta de dónde está la mentira.

La mentira que cree el personaje puede ser interna o externa a él. La interna se explica fácil; la anorexia es el ejemplo de libro; una enfermedad que hace a la persona tener una imagen distorsionada de sí mismo que se cree hasta las últimas consecuencias. Las mentiras internas suelen tirar al interior: el valiente que se cree cobarde (Bilbo Bolsón), el noble que se cree canalla (Han Solo), el inseguro que se cree arrogante (Tony Stark). Son tremendamente útiles porque crean una contradicción en el personaje que provoca un atractivo instantáneo en el público. ¿Cómo es que este personaje cree esto sobre sí mismo y cuándo se dará cuenta del error? Es un enganche para seguir viendo a un personaje.

La otra mentira, la externa, es el: "Luke, yo soy tu padre". Hay una información que el protagonista creía como cierta y que era falsa. El ejemplo palmario es el de Luke, pero sabemos que hay un porrón de películas que giran en torno a revelar una mentira crucial a su protagonista. La más gorda, aparte de 'Star Wars', es esa que está de vigésimo aniversario: 'The Matrix'. De hecho tiene probablemente la mejor secuencia de la historia del cine sobre la mentira, el famoso monólogo de Morfeo con la pila y el despertar en el útero mecánico del mundo de las máquinas. Recordemos que Neo termina esa secuencia, antes del despertar, diciendo: "No, no, no me lo creo". Ese "no me lo creo" es tanto suyo como protagonista como nuestro como espectadores.

La mentira externa es lo que estructura los giros de guion. Las revelaciones que sirven para desvelar al héroe cuales son los verdaderos desafíos de la historia: matar a Darth Vader en el caso de Luke, despertar a la humanidad en el caso de Neo. La mentira interna es lo que permite al héroe enfrentarse a tales desafíos; hasta que está en paz con aquellas distorsiones que arrastraba sobre sí mismo, el héroe no sirve para mucho. Está capado para ser héroe.

Detective Pikachu
El rostro de un Psyduck en pleno descubrimiento de su mentira personal.

'Detective Pikachu' usa de libro las dos mentiras; cuando digo de libro en esta crítica, lo digo literalmente. Las usa como un manual. El personaje tiene que tener una mentira interna para cambiar su percepción sobre sí mismo y evolucionar y tiene que tener (al menos) una mentira externa para que la catarsis tenga un vuelo dramático mayor.

Con inteligencia, el guion resuelve ambas mentiras satisfactoriamente. Hay catarsis, para Tim Goodman como persona y como hijo. Y no cuento más para no caer en spoilers. Pero este primer aspecto es el primer dardo en la diana de 'Detective Pikachu'.

El disfraz del género

El género es un ropaje; un atrezo; una colección de lugares comunes en cómo habla la gente, cómo se viste la gente y cómo cuenta las cosas el narrador. 'Detective Pikachu' entiende perfectamente esta condición de vodevil que tiene elegir hacer un western sobre una space opera. Esa elección es lo menos profundo de todo lo que tiene que hacer el guionista porque en esa elección se juega con juguetes viejos. Juguetes que se sabe que divierten.

'Detective Pikachu' es muy inteligente en su primer tercio porque se viste de film noir. Esto es, que envuelve su atmósfera en niebla; en neones; en mujeres aparentemente desequilibradas y misteriosas, en un protagonista que se entera de la mitad; en accidentes que ocultan homicidios; en conspiraciones; en falsas identidades y aún más falsas pistas; en mentiras. Y, por supuesto, en la gorrilla de Sherlock Holmes que se calza nuestro querido Pikachu.

Esta envoltura es lo que permite que alguien ajeno a 'Pokémon', y me refiero a alguien completamente ajeno, pueda entrar en la película. Sí, hay bichos muy raros, pero lo que me están contando es una de detectives, que eso lo entiendo. Por supuesto, a la vez se da la doble capa para el friqui, para el entendido, el que reconoce a cada pokémon que cruza los fotogramas.

Más aún, los tópicos del género se articulan a través de Pokémon que cuadran con los tópicos del género. Por poner un ejemplo que tampoco spoilea tanto: un Ditto sirve para jugar con la convención del cambio de identidad; es el equivalente a la máscara de látex de última tecnología que podemos ver en una de 'Misión Imposible'.

Entrar a través de un género implica una familiaridad, que es el punto más complejo de adaptar algo como 'Pokémon'. Al que es de la saga, vale, sabes que lo tienes (de entrada) interesado. Pero el que no tiene ni idea de estas criaturas, ¿cómo despiertas su interés? Pues tienes que presentar algo con lo que el público es familiar a priori. Y ojo, el público interesado en la saga, el pokemaníaco, también es familiar con los ropajes de film noir.

Así que jugando el despiste con el atrezo del guion ganas dos dianas: no molestas al que busca fan-service y, más importante aún, dejas entrar al que no tiene ni idea. Cuando la película avanza y el que no era friki ya va frikeando, es cuando le puedes sacar los dragones. En este caso, charizards. Y sí, 'Detective Pikachu' hace exactamente así. Deja de ser cine negro en el tercer acto para ser una superproducción con una gran secuencia de acción con Pokémon de protagonista. Y un plagio (perdonable) al final del primer 'Batman' de Burton para darle estructura (desfile, gas, globos, combate aéreo, etc.).

El worldbuilding

Llegamos a la última parte; a la que le importa al fan, que es pieza no despreciable de todo este mecano, pero que tampoco es el que va a hacer cuadrar las cuentas en taquilla. Aún con todo, hay que satisfacerlo. Y la forma de satisfacer a un fan es siempre la misma: demostrar que tú también eres un fan; que te has empollado, desde el amor, toda la mitología que toca convertir en largometraje de Hollywood.

'Detective Pikachu' lo logra apoyándose en lo ya comentado, las mentiras que cree el personaje y el subgénero al que aparenta pertenecer. Lo segundo es muy evidente en el primer tramo de la trama, que es muy austero en cuanto a esos planos tan Pixar en los que la cámara se da un paseo por un entorno para hacernos creer que está vivo, creando microhistorias que duran instantes para da esa sensación de mundo.

No es que Letterman renuncie a esta narrativa; pero la pone de fondo. Es mucho más parecido a cómo enfoca el fan-service 'Ready Player One' (está ahí y si quieres lo ves) que a cómo lo alimenta 'Los Vengadores. Endgame' (es columna vertebral de la película porque asume, con bastante acierto, que todos los espectadores son fans).

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El aspecto final de los pokémon realistas de 'Detective Pikachu'.

Es en el segundo y en el tercer tercio, cuando la trama se calienta emocionalmente, que Letterman se permite mayores guiños a la galería. Lo más impresionante, desde el punto de vista visual, son unos gigantescos pokémon de los que no quiero decir más para no aguar la sorpresa. Por supuesto, el lego puede contar conque un personaje, normalmente el protagonista, gritará el nombre del pokémon relevante en cuestión. Por si acaso luego apetece ponerse a cazar.

Hay que decir que el worldbuilding de 'Detective Pikachu' está inspirado mucho más en 'Pokemon Go' que en la saga regular. En la franquicia de consolas, lo humano y lo pokémon se igualan en estética, forman parte de la misma fantasía. En 'Pokémon Go' los pokémon invaden nuestra realidad. Esta es la aproximación que Letterman elige para construir el universo visual marca que Ryme City no es una ciudad a lo Pokémon, con cuatro o cinco localizaciones impepinables (el gimnasio, la tienda, el centro de atención médica) que definen la urbe. Esto es una urbe cualquiera en la que hay pokémons. Y nadie se sorprende con ellos. No convivimos en una realidad pokeizada, los pokémon se adaptan a la nuestra.

Y entonces, ¿por qué tan poco?

¿Por qué le casco tres estrellas? ¿Lo mismo que le casqué, por ejemplo, a 'Days Gone', con el que me quedé a gusto? Se explica fácil, porque aunque los objetivos que se marca 'Detective Pikachu' los cumple a rajatabla, estos objetivos eran humildes. Eran, simplemente, los de hacer una peli que está bien; para pasar el rato. Y nada más.

Las tres estrellas que le doy a 'Detective Pikachu' son distintas que las de 'Days Gone'; las de 'Days Gone' son un castigo, porque es un juego que debería estar entre cuatro y cinco por ser un exclusivo de Sony con todo el oropel. Las que le doy a 'Detective Pikachu' son un premio: lo poco que pretendió, lo consiguió plenamente. Pero no se debe confundir que lograr unos méritos de bien o notable raspado no merecen jamás un sobresaliente.

Al menos, no en mi vara de medir, que es la que cuenta en estas líneas.

Sí, como decía el bueno de Mendelson, 'Detective Pikachu' es la mejor película inspirada en un videojuego. Pero eso, queridos xatakeros, de momento no es decir demasiado.

Eso sí, 'Detective Pikachu' ha dejado la hoja de ruta perfecta para que, si Hollywood adapta un videojuego, lo haga siempre con dignidad. Basta con seguir el librillo.

Detective Pikachu
Póster de la película 'Detective Pikachu'.
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