ASUS ROG GX700, análisis: la refrigeración líquida en portátiles marca la diferencia

ASUS ROG GX700, análisis: la refrigeración líquida en portátiles marca la diferencia

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ASUS ROG GX700, análisis: la refrigeración líquida en portátiles marca la diferencia

En la feria IFA que se celebró el pasado mes de septiembre pudimos asistir a la presentación del ASUS ROG GX700, un portátil orientado claramente a gamers que sorprendía ya no tanto por su pantalla de 17 pulgadas con resolución UHD en una de sus variantes como por su otra gran característica: el módulo de refrigeración líquida.

Ahora hemos tenido la oportunidad de analizarlo en profundidad y hemos podido verificar que estamos ante un equipo preparado para todo lo que uno pueda echarle encima actualmente. Si eres gamer y buscas lo más de lo más, atento: el ASUS GX700 podría ser precisamente lo que necesitabas.

Un diseño espectacular desde el principio al final

Todo en este ASUS GX700VO de la familia ROG (Republic of Gamers) huele casi a despiporre, tanto en especificaciones como en diseño. Es como si los ingenieros de ASUS hubieran decidido cumplir los deseos de los usuarios más exigentes en un equipo exagerado en muchos apartados.

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La primera sorpresa es la forma en la que llega el portátil. No bastaba con una caja, no: a ASUS le ha dado por hacer llegar el equipo en una maleta rígida en la que encontramos muy bien protegidos tanto el portátil como el módulo de refrigeración líquida (el llamado ROG Hydro Overclocking System) y los cables y adaptadores de corriente. Hay, de hecho, dos adaptadores: uno de ellos más comedido para cargar únicamente el portátil (180W), y otro, enorme, para cargar todo el conjunto y suministrar la corriente necesaria al sistema de refrigeración líquida y al portátil al mismo tiempo.

El ASUS GX700 es como decíamos un equipo enorme: esas 17,3 pulgadas de diagonal condicionan el tamaño del equipo, pero también lo hace el hecho de que los marcos no son precisamente finos. El equipo tiene un peso nada despreciable de 3,6 kg sin contar el módulo de refrigeración, y en sus dimensiones sí que hay que destacar que el grosor, aunque importante por el enfoque del equipo, no es desmesurado (3,8 mm).

En los laterales encontramos una buena dotación de puertos (tres USB 3.0, dos USB-C para el (cada vez más común) puerto Thunderbolt 3 y que también permiten actuar como puertos de carga, además de una toma mini DisplayPort y otra HDMI de tamaño completo. El lector de tarjetas y la toma de auriculares y micrófono en el lateral izquierdo contrastan con la presencia de un puerto Ethernet que seguro que vendrá especialmente bien en sesiones de juego online.

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El diseño sigue las líneas de otros equipos de esta gama y hace uso de la llamada Armadura ROG Titanio y Cobre Plasma que se combinan con detalles como esas líneas en forma de LEDs que se iluminan cuando el equipo está encendido o cargándose, como también sucede con el logotipo de esta gama de equipos de ASUS.

Esa pantalla da para muchas libertades, y eso se nota el teclado, con una disposición que deja claro los espacios que están a nuestra disposición y que incluye un teclado numérico en el que por ejemplo hay detalles curiosos: entre ellos, la tecla con el logo de ROG que permite acceder al Gaming Center, una de las utilidades clave para aprovechar al máximo el sistema.

Ese teclado cuenta además con una barra superior de seis teclas dedicadas a distintas macros y a activar otra de las funciones de interés para gamers, la grabación y emisión en broadcast de nuestras partidas a través de XSplit Gamecaster, que nos permitirá conectarnos no solo con tarjetas capturadoras sino con servicios como Twitch, UStream, Hitbox o YouTube, entre otros.

El touchpad es también grande aunque lo son especialmente los botones izquierdo y derecho de ese componente, mientras que en la parte baja nos encontramos con cinco LEDs distintos que permite obtener información sobre si estamos o no conectados a la corriente, si hemos activado el modo avión o si el sistema de almacenamiento está siendo utilizado.

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La parte trasera es igualmente llamativa -de hecho, es aún más llamativa que el resto del equipo- por la presencia del sistema de conexión al módulo de refrigeración líquida. Aquí nos encontramos con una serie de cuatro conectores que flanquean a un último conector central. Este último es el que precisamente sirve para cargar el portátil tanto de forma independiente como al conectarlo al módulo de refrigeración. La posición de ese conector es algo extraña para usuarios de portátiles convencionales, pero en este equipo esa ubicación tiene obviamente mucho más sentido.

Mención aparte merece por supuesto el módulo de refrigeración líquida, un pequeño "mastodonte" de 4,6 kg que cuenta con un diseño singular que podría recordar a una docking station o incluso a un sistema de altavoces pero que en realidad se limita a proporcionar esa refrigeración extra cuando queremos lograr mayores rendimientos. El único puerto de conexión al exterior es el de corriente, con un conector poco usual y que como decíamos aprovecha ese gigantesco transformador de 330W y 1,2 kg de peso adicionales.

El diseño del módulo es llamativo por esas curiosas líneas y también por esa palanca o pestaña que sale de la parte trasera y que precisamente está dedicada a activar el anclaje definitivo del equipo a este módulo. El sistema es sencillo y eficaz, pero como era de esperar una vez unimos ambos elementos tenemos ante nosotros un verdadero monstruo de cerca de 10 kg -si unimos la fuente de alimentación- y unas dimensiones que lo dejan claro: esto no es un portátil al uso.

Especificaciones y rendimiento del ASUS ROG GX700VO

Este es según ASUS -que nosotros sepamos, así es- el primer portátil del mundo con un sistema de refrigeración líquida integrado. El resultado es como decíamos poco similar a un portátil convencional, pero es evidente que hay nichos de mercado que seguramente estén muy interesados en esta solución cuyas especificaciones son destacables:

ASUS ROG GX700VO
Pantalla 17,3'' (1.920 x 1.200) antireflejos
Procesador Intel Core i7-6820HK (quad-core a 2,7 GHz, Turbo 3,6 GHz, 4,0 GHz con overclocking, 45W TDP)
Memoria 64GB DDR4 2.133 MHz
Gráficos Intel HD 530
NVIDIA GeForce GTX 980 8GB
Almacenamiento Dos M.2 PCIe x4 NVMe de 512 GB en RAID0
Conectividad Intel Wireless-AC 7265 802.11ac, Bluetooth 4.0
Puertos 3 USB 3.0, 2 USB-C (Thunderbolt 3, USB 3.1), lector tarjetas SD, toma auriculares, toma micrófono, 1 HDMI, 1 mini DisplayPort, conector RJ45 GbE
Sonido ASUS Sonic Studio/td>
Batería 93Wh
Otros Teclado retroiluminado
Dimensiones 429 x 309 x 35 milímetros
Peso 3,6 kg (portátil) / 4,8 kg (módulo refrigeración)
Precio 4.499 euros

El primer detalle importante es el que afecta al procesador. Alguno podría esperar que ASUS podría haber optado por un micro con un TDP más elevado, quizás una variante de sobremesa, pero en lugar de eso el fabricante ha optado por una CPU que sigue estando orientada a ciertos portátiles con esos 45W de TDP pero que sobre todo cuenta con esa capacidad de overclocking que es seña de identidad del GX700VO.

En ese procesador contamos con una gráfica integrada HD 530, pero la inclusión de la tecnología G-Sync en la gráfica dedicada hace que no haya posibilidad de intercambiar entre esta GPU y la GPU dedicada de NVIDIA. Eso sería una desventaja si lo que buscásemos es la autonomía de batería máxima, pero la orientación de este equipo hace que eso sea algo menos importante. Aún así es una lástima desaprovechar esa GPU integrada ya que la tenemos.

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Pero claro, la gráfica dedicada de NVIDIA habla por sí sola: una NVIDIA GeForce GTX 980 (no una 980M, no) se encargará de dominar el apartado gráfico con solvencia, y lo cierto es que los resultados, de los que hablaremos más adelante, hablan por sí solos. Esta GPU está basada en la arquitectura Maxwell y cuenta con un proceso de fabricación de 28 nm. Sus 2.048 Shaders ya nos hablan de una solución mucho más capaz que otras del mercado incluso en portátiles para gaming, y además está acompañada por 8 GB de memoria GDDR5 que pueden funcionar a una frecuencia máxima de 3,5 GHz.

Otra de las estrellas a las que es imposible no prestar atención es el sistema de almacenamiento: las dos unidades SSD en formato M.2 PCIe con NVMe son el máximo exponente de lo que podemos encontrar hoy en día en sistemas de almacenamiento en portátiles.

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Están configuradas en RAID 0, lo que permite disfrutar de 1 TB de capacidad, pero sobre todo de hacerlo a velocidades impresionantes, como hemos podido confirmar en nuestras pruebas: 3.290 MBps y 3.024 MBps en lecturas y escrituras secuenciales según CrystalDiskMark son cifras que jamás habíamos visto antes y que demeustran hasta dónde pueden llegar estas unidades.

En este modelo, eso sí, no pudimos disfrutar de la pantalla UHD (3.920 x 2.160), y tuvimos que "conformarnos" con esta pantalla FullHD que tiene una resolución nativa de 1.920 x 1.080. Se trata de una pantalla mate, sin brillo -algo importante en el ámbito de los videojuegos- y que además aprovecha la ya citada tecnología G-Sync de NVIDIA para sincronizar la frecuencia de refresco de la pantalla con la de la GPU, algo que hace que mejore la fluidez y la calidad de la experiencia visual en todo tipo de ámbitos, pero sobre todo en videojuegos.

Rendimiento: el overclocking para portátiles marca la diferencia

No solemos probar equipos de este calado en estos tiempos en los que el gran público elige soluciones normalmente más compactas: los ultraligeros y los convertibles dominan el mercado, y son pocos los que se lanzan a un mercado como el que protagoniza el ASUS GX700. Esa ha sido la razón de que haya sido difícil compararlo con otros equipos a la hora de realizar las pruebas sintéticas, pero los resultados son los esperados: el ASUS ROG GX700 marca la diferencia.

HP Omen (GTX 860M) ASUS ROG GX700VO (NVIDIA GTX 980) Mountain GTM 374G (2 x GTX 780M) ASUS NX500J (NVIDIA GTX 850M)
PCmark Home 3.107 5.388 4.897 2.746
PCmark Creative 3.213 7.679 5.154 3.718
3DMark Cloud Gate 6.332 28.767 22.168 12.512
3DMark Ice Storm 99.518 166.889 129.280 57.674
3DMark Sky Diver 4.575 23.227 n.d. 9.955
3DMark Fire Strike 3.258 11.541 8.653 3.314

Estas pruebas están realizadas en el modo "Extreme", uno de los que podremos elegir en el Gaming Center de ASUS que también dispone de un modo estándar más conservador, otro "Optimized" que está orientado a la eficiencia energética -qué ironía en un equipo como este- y otro "Manual" en el que podremos configurar parámetros de overclocking como los multiplicadores de cada núcleo en la GPU o el "offset" del procesador y la memoria que determinarán la frecuencia de trabajo de la GPU y de la memoria gráfica en este caso.

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Esa capacidad de overclocking puede ser por tanto establecida en todo momento gracias a esa sencilla utilidad, y desde luego en tareas intensivas sobre todo en el ámbito de la CPU la diferencia es notable. Un pequeño dato a tener en cuenta: también dejamos activada la característica G-Sync, algo que podría influir sensiblemente perjudicando algunos de los resultados finales.

Como podéis apreciar en algunas de las pruebas que realizamos en modo estándar (sin overclocking) y en modo extremo, los resultados pueden llegar a variar de forma notable. Es ahí donde precisamente la refrigeración líquida del módulo Hydro Overclocking desempeña una labor fundamental, y permite mantener a raya la disipación térmica de la RAM, la CPU y la GPU, aunque el margen de maniobra en esta última es algo menor.

Lo que es evidente es que ASUS cumple con lo que podríamos esperar de un equipo con esta configuración, sobre todo cuando uno quiere aprovechar esa capacidad de overclocking que sin duda puede aportar un extra importante en todo tipo de juegos. La refrigeración líquida siempre ha sido una excelente acompañante de estas tareas, y las ayudas propuestas por el fabricante hacen que todo el proceso esté accesible a cualquier usuario de forma sencilla.

ASUS no se olvida del software

El equipo llega con Windows 10 Home pero sobre todo lo hace con una serie de utilidades y aplicaciones software que permiten aprovechar muchas de las prestaciones avanzadas que ofrece esa refrigeración líquida y esa faceta del overclocking del que hablábamos anteriormente.

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La más destacada de todas ellas es sin duda Gaming Center, en la que encontraremos diversos perfiles de uso y una serie de parámetros que podremos ajustar para hacer que el equipo se comporte de forma óptima en cada situación. Hemos hablado ya de esos modos de overclocking que permiten ir forzando CPU, GPU y memoria en mayor o menor medida, pero también es posible configurar otros muchos parámetros que afectan por ejemplo al teclado o al sonido.

Utilidades como Sonic Radar II y Sonic Studio II se sitúan como útiles compañeras en el ámbito del sonido tanto para monitorizar las actividades de audio durante las sesiones de juego como para afinar los ecualizadores o darle más fuerza a los bajos si así lo deseamos. Aquí hay que mencionar el hecho de que ASUS integra cuatro altavoces que se comportan de forma notable, aunque echamos en falta un subwoofer que ayudaría en el terreno de los citados bajos.

A esas herramientas también se le suman una serie de soluciones para mantener el equipo siempre actualizado -Live Update, Smart Gesture, o WinFlash- y a la última en materia de controladores o las importantes actualizaciones de la BIOS. Ya hemos hablado de la herramienta XSplit Gamecaster, otra de las que seguramente interesarán a los jugones, y que permite retransmitir sus partidas en directo fácilmente.

¿Cómo es jugar (y trabajar) con un equipo de más de 4.000 euros?

Obviamente todos estos datos quedan atrás cuando uno realmente comienza a disfrutar del equipo con el objetivo de exprimirlo en los escenarios en los que estaba pensado. Aquí es evidente que para un usuario tradicional -es mi caso- el valor y empaque de la propuesta se ve de forma distinta a como lo vería un gamer puro, pero lo cierto es que es difícil no dejarse sorprender por un equipo que es un verdadero monstruo en todo.

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Para empezar, no es habitual contar con un teclado de tamaño completo -con teclado numérico incluido-, algo que desde luego es muy de agradecer en todo tipo de escenarios, pero más en el del gaming. Aquí, no obstante, quizás hubiéramos ido más allá: ASUS quizás debería haber tratado de integrar un teclado mecánico como ya han hecho algunos competidores, y aunque el tacto y recorrido de las teclas es correcto, es probable que los gamers que se gasten 4.500 euros en un equipo de estas características echen en falta ese detalle.

Lo mismo ocurre con el touchpad, menos relevante de lo que sería en un equipo orientado a otras tareas. El tamaño es muy decente -curiosa esa forma trapezoidal, por cierto-, y encontramos algo exagerados los botones izquierdo y derecho de ese touchpad, pero no es difícil acostumbrarse a ellos y seguramente vengan bien en sesiones de juegos en los que podamos usarlos. Aquí, más pegas, porque ASUS también debe tener muy claro que un gamer jugará la inmensa mayoría de las veces con un ratón específicamente diseñado para este propósito.

El comportamiento del equipo es como era de esperar espectacular en videojuegos, y aunque desde luego la pantalla 1080p de 17,3 pulgadas es una excelente opción para este apartado, también nos preguntamos si eso será suficiente para un gamer que seguramente esté acostumbrado a mayores diagonales e incluso a frecuencias más elevadas durante las sesiones de juego. La pantalla cumple todos los requisitos que podríamos demandar, pero de nuevo surgen las dudas a la hora de tener en cuenta que este no es un equipo portátil como tal, sino un equipo que moveremos más bien poco.

En esas sesiones de juego y de pruebas una cosa quedó clara: que haya un sistema de refrigeración líquida no supone que el equipo sea silencioso. Ni mucho menos, así que cuidado con las expectativas en ese sentido. Una vez conectamos el equipo al Hydro Overclocking notaremos cómo el ronroneo de ese sistema -presente incluso en periodos de baja actividad (idle)- es como el de un motor de un coche deportivo: siempre quiere que sepas que está ahí para darte la potencia necesaria cuando la necesitas.

Para quienes valoren el silencio esto podría ser un problema, pero es el precio que hay que pagar por disponer de esa posibilidad. Por supuesto la ventaja es que sí podremos garantizar que las temperaturas de los componentes y del equipo son siempre razonables incluso con cargas muy elevadas.

También hay otra consecuencia lógica en este monstruoso desarrollo de ASUS: el consumo energético es elevado, algo que ya se puede deducir cuando uno conecta el "ladrillazo" que es necesario utilizar para alimentar el módulo de refrigeración líquida y el portátil. Eso se nota también en la autonomía de la batería, que ronda las 4 horas en un uso normal y que se reduce bastante cuando queremos disfrutar de los videojuegos sin tenerlo conectado a la corriente. En cualquier caso este factor no es tan relevante en este caso porque como decíamos este no será precisamente un equipo que nos llevemos a la cafetería un rato.

ASUS ROG GX700VO, la opinión y nota de Xataka

Son pocas las ocasiones en las que tenemos la oportunidad de analizar un equipo de estas características y por tanto es difícil poner en perspectiva una solución que es eminentemente distinta a la que suele ocupar nuestros análisis. Una cosa está clara: el ASUS ROG GX700VO no deja indiferente a nadie.

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Todo en él deja claro que la propuesta de ASUS no tiene debilidades realmente determinantes: el objetivo es proporcionar a los gamers un portátil capaz de darles todo lo que necesitan en sus sesiones online y offline, y desde luego en ese sentido cumple tanto exterior como (sobre todo) interiormente. La elección de los componentes hardware es excelente, pero una vez comprobado que su propuesta cumple con lo esperado, llega la pregunta lógica. ¿Vale la pena invertir 4.500 euros en un equipo portátil?

En nuestra opinión recomendar el equipo es muy complicado. Incluso teniendo en cuenta que se trata de un producto de nicho, no encontramos argumentos contundentes que hagan que esta propuesta sea más interesante que un equipo de sobremesa dedicado a los videojuegos. Las dimensiones y peso de esos equipos (de las cajas, me refiero) no son mucho más elevadas, y aquí basta con mencionar proyectos como el que DisfrutaTuCastigo lleva tiempo actualizando (echamos de menos el PC Gamer 2016) que demuestran que es posible contar con unas prestaciones impresionantes en un espacio más compacto de lo que cabría esperar.

Eso se une a otras necesidades clásicas de los gamers que no tienen cabida en la mayoría de portátiles: un buen teclado, un buen ratón y una buena pantalla (o pantallas, ojo) son claves para obtener la experiencia deseada, y aquí hay combinaciones de hardware que pueden cumplir con las expectativas de casi todo este segmento por debajo de esos 4.500 euros. ¿Es el ASUS ROG GX700VO impresionante? Sin lugar a dudas. ¿Lo recomendaríamos? Me temo que no.

8,6

Diseño8,9
Pantalla8,7
Rendimiento9,5
Teclado/trackpad8,2
Software9,0
Autonomía6,5

A favor

  • Overclocking y refrigeración líquida en un portátil, ¿qué más quieres?
  • Diseño y presentación, impresiona como todo el equipo
  • Puertos USB y USB-C para todo tipo de situaciones

En contra

  • Precio muy elevado
  • El ruido es constante y sensible
  • Difícil defenderlo frente a un sobremesa para gamers

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de ASUS. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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